Reivindicaciones al congreso de los diputados por la situación de los Vigilantes Aeroportuarios y la prioridad de vacunación contra la Covid- 19 de los trabajadores del sector.

En el día de ayer, se hizo entrega, por parte de este sindicato, de una carta con el contenido de las reivindicaciones de los Vigilantes Aeroportuarios respecto a los cursos de AENA y solicitando la consideración del sector como prioritario a la hora de la vacunación contra la COVID-19.

Las reivindicaciones fueron entregadas a la diputada del Grupo Mixto por Coalición Canaria, Ana Ma Oramas González-Moro para su traslado al Congreso de los Diputados. En la misma se expresa el malestar de los trabajadores frente a unos exámenes de carácter obligatorio, impuestos por AENA, y que son calificados por AESA.

Estos exámenes que, a día de hoy ya se están realizando, son abordados por los Vigilantes sin ni siquiera tener conocimiento del temario ya que nadie se los a facilitado. Además, aquellos trabajadores que no consigan superar el porcentaje de aciertos exigido se ven ante la imposibilidad de efectuar cualquier tipo de reclamación o revisión del examen.

La situación supone una carga de ansiedad añadida a la que ya padecen estos compañeros, debido a que no solo es la superación de un examen, sino que el hecho de no aprobar el mismo, puede suponer la salida de su servicio a otro con la consecuente perdida de retribuciones, o lo que es peor, en el caso de que la empresa no disponga de otro servicio, de un despido por causas objetivas.

Por ello, y dada la especialización que se está requiriendo a estos compañeros, también entendemos que las funciones que cumplen los Vigilantes Aeroportuarios y la formación requerida, debe ser motivo suficiente para que sean incluidos también como especialidad del Vigilante de Seguridad, pasando a poseer así́ una Tarjeta de Identidad Profesional (TIP) propia y que no requeriría de más formación, sino meros cursos de reciclaje y actualización a medida que evolucionen los medios legales, técnicos y materiales a la hora de realización de dichos servicios.

Por otro lado, tenemos la penalización de los errores. A los Vigilantes de Seguridad Aeroportuarios no se les permite tener el más mínimo fallo. Es entendible que en asuntos de seguridad y máxime cuando estamos en estado de alerta 4, la búsqueda de la perfección sea un objetivo que, aunque perseguible, es inalcanzable, nadie puede garantizar la seguridad al 100% por mucho que nos empeñemos. Existen fallos técnicos y humanos e imprevistos que hacen imposible la seguridad total.

Si las sanciones en sí mismo ya suponen un problema, no lo es menos la desproporción de estas, pudiendo llegar el caso de que a un Vigilante se le llegue a imputar un delito si ocurriese algún incidente grave en un avión.

Cuando hablamos de errores y sanciones, no es de extrañar que estos errores se produzcan dada la presión constante a la que somete AENA a los Vigilantes de las diferentes empresas.

La constante introducción de “maletas trampa”, que simulan explosivos, armas u otro tipo de objetos peligrosos y de “figurantes” que se hacen pasar por pasajeros con el objeto de engañar al Vigilante, hace que el trabajo de este ultimo esté sometido a una carga de estrés difícil de cuantificar, sobre todo cuando al pasar una “maleta trampa” por el escáner, se detecta un explosivo sin saber si es ficticio o real.

Junto a lo anterior, se hace necesaria también la reivindicación de que nuestro sector, y en esto incluimos, como no podría ser de otra manera, a los Auxiliares de Servicios, sea prioritario a la hora de acceder a la vacunación contra la COVID-19. Parece ser que durante toda la pandemia se nos ha considerado trabajadores esenciales a la hora de estar expuestos a contagios, pero en este momento en el que necesitamos protección se olvidan, como siempre de nosotros. Se olvidan de que miles de compañeros han sido infectados por el virus entre los que se encuentra un importante número de fallecidos.

Es evidente la constante exposición de los trabajadores, especialmente en algunos servicios donde el contacto con el público es inevitable (transporte público, centros comerciales, hospitales, residencias, etc.), pero como estamos viendo, a la hora de ofrecernos la protección adecuada dejamos de ser esenciales.

Esto es una reivindicación que todo el sector, incluyendo a los agentes sociales y la patronal, venimos pidiendo desde el inicio de las vacunaciones, pero que desde las instituciones han desoído siempre